miércoles, 26 de marzo de 2008

K vs Campo + Ciudad

Ante mayor descontento del pueblo el gobierno responde con mas prepotencia, intentan convencer a un pueblo fantasma de que ellos velan por los intereses de los desposeídos, hablan de los que no tienen hogar cuando los Kirchner triplican sus bienes inmobiliarios cada año, hablan del IVA cuando ellos no lo pagan, hablan de subsidio al gasoil cuando no solo no existe el mismo para el campo (solo para el transporte público) sino que además se pagan fortunas de impuestos en conceptos no gravados a los que se añade el IVA.
Hablan también de sectores que gozan de rentabilidad extraordinaria cuando son ellos mismos, los que a costas del Estado y del pueblo argentino, están engrosando descomunalmente su patrimonio personal.

En su burbuja creen que hay alguien que los escucha y que cree en sus palabras, viven detrás del muro de la irrealidad, ni siquiera saben hacer lo que les conviene, están en el limbo.

Tienen ejercitos de delincuentes pagos y de niños que escriben a su favor en internet para tapar la realidad, pero la realidad es mas grande que su mano, TODO el pueblo argentino esta en las rutas, y ese enfrentamiento que intentaron imponer de campo vs ciudad resulto ser un K vs Campo+Ciudad.

El impuesto de retenciones se aplica sobre la producción, no sobre ganancias y va directamente al gobierno nacional, que hace con el lo que se le antoja. el mismo no es coparticipable a las provincias.

Y ciertamente en el interior faltan rutas, ferrocarriles y autopistas, mientras que el gobierno recauda la mayor parte del presupuesto del campo y no devuelve nada.
Es esencial para toda economía sana contar con una vasta red de distribución la cual abarata los costos en transporte y agiliza el comercio de mercaderías. La República Argentina sin embargo conserva aún el viejo trazado vial de la década del 40 en donde las rutas nacionales no disponen ni siquiera de banquinas asfaltadas, el tráfico sobrepasa a las dimensiones de la cinta asfáltica y es necesario construir urgentemente un red vial de autopistas que permita que la circulación de automóviles no sea perturbada por los camiones o cosechadoras que hoy por hoy utilizan el mismo y único carril. A este inconveniente estructural, que motiva que Argentina rompa cada verano o fin de semana los records de muertes en las rutas largo, hay que agregarle la burla de que por esas rutas de la muerte excedidas en tráfico se paga peaje a empresas concesionarias que tienen 0 costos en inversión y no realizan ni las mas básicas tareas de mantenimiento.

Si así están las rutas nacionales ¿qué queda entonces de los caminos rurales?, pues nada son simplemente huellas intransitables cuando llueven lo cual es un costo extra para el productor quien ante la ausencia del Estado debe el mismo mantener su transitabilidad.

Mas allá de esto que hasta ahora el campo lo viene soportando lo grave es lo que el Estado saquea del trabajo del hombre de campo.

Aquí las cifras:

Sobre un valor de la producción de aproximadamente US$ 37.375 millones que es lo que se proyecta hay 21.813 millones de dólares que se van en costos de producción, comercialización y capital tierra. Luego aparece el Estado, que captura 14.561 millones de dólares por retenciones, y finalmente queda lo que obtiene el sector productor: US$ 1001 millones. Claramente, gana mucho más el Estado que el mismo productor.

En el caso de la soja, considerando una soja FOB de US$ 458 por tonelada, hoy el Estado se lleva 183 dólares, los gastos de puertos, comisiones y otros rubros absorben 10 dólares por tonelada y otros 10 dólares corresponden a los exportadores. Sobre ese precio, además, 90 dólares por tonelada son para gastos del cultivo y comerciales, esto es para las empresas proveedoras de insumos y servicios, en tanto que 15 dólares más van a fletes. Luego de todo esos rubros, US$ 117 dólares (sobre los US$ 458 de FOB) son para el productor en campo propio; si se trata de un arrendatario esa cifra baja a 45 dólares.
Sólo en 2007, los productores gastaron unos US$ 2800 millones en agroquímicos y fertilizantes, US$ 200 millones en productos veterinarios, US$ 1200 millones en semillas y otros US$ 1200 millones en maquinaria agrícola. A todo esto habría que sumar el valor del arrendamiento de unos 19,5/21 millones de hectáreas (entre el 55 y el 60 por ciento de la producción), que representaron por lo menos otros US$ 5000 millones, según estimaciones privadas.


El que pierde con los aumentos de retenciones es el PEQUEÑO PRODUCTOR QUE NO PUEDE ABSORBER LOS COSTOS Y TIENE QUE VENDER LAS TIERRAS A LOS GRANDES.



TODA UN POLÍTICA DE IZQUIERDA ¿NO?


NI MENEM LO HIZO.

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